La revolución de las TRICs supone oportunidades y desafíos para todos los países, regiones y actores del proceso económico. Sin embargo, a pesar del rápido desarrollo de la economía mundial estas últimas décadas, la desigualdad y la pobreza siguen afectando a un número ingente de personas.
La brecha tecnológica es uno de los grandes problemas a confrontar actualmente por la comunidad internacional. El hecho de que haya países productores de tecnología y en los que se puede aplicar aquella crea un mecanismo de desigualdad, puesto que la base tecnológica produce las relaciones sociales y termina configurando la dirección de la producción y consumo.
La tecnología es hoy el factor de producción más importante, aunque el aprovechamiento en términos de productividad y bienestar que proporciona requiere de una estructura y de unas instituciones en la sociedad favorecedoras del cambio y la difusión que tienen raíces profundas en la cultura, la historia y los hábitos.[1]
Para conocer la tendencia mundial de dichas estructuras, el papel de las revoluciones tecnológicas y su repercusión tanto institucional como en el sector empresarial, sigue leyendo aquí.
[1] Matesanz Gómez, David. (2013) “La globalización económica” Estructura Económica y Relaciones Internacionales Ed. 1, pp. 151-174